viernes, 27 de marzo de 2009

Caldito de pollo


Una de las comidas más reconfortantes que existen. Sencillo y muy sabroso. Basta con poner todos los ingredientes en la olla, añadir agua hasta arriba y llevar a ebullición. Sin sal. Esto es importante. Lo que pretendemos es que los ingredientes den sabor al caldo. Si añadimos sal al principio sería el agua salada la que penetrara, por ósmosis en los ingredientes. En el caso de una carne en salsa, es perfecto; pero no en nuestro caso.


Una vez que el caldo esté hirviendo desespumamos varias veces hasta que sea necesario. Bajamos el fuego al mínimo, ponemos la tapa y lo dejamos hervir lentamente por espacio de una o dos horas.

Cuando el caldo esté hecho, ahora sí, salamos. Lo siguiente es desgrasar el caldo. Esto se puede hacer de dos maneras. O bien lo dejamos enfriar en la nevera hasta que la grasa quede arriba, con lo que la podemos retirar con una cuchara o utilizamos una hoja de papel de cocina para quitar la grasa superficial. Con este segundo método solo conseguiremos retirar parte de la grasa, pero es más rápido.

Después de esto se cuela y ya está listo para utilizar. Puede congelarse parte del mismo para usarlo más adelante. Si usamos un molde para cubitos de hielo, obtendremos unos prácticos cubitos de caldo.

En cuanto a los ingredientes, lo ideal es una carcasa de pollo o gallina (son los huesos los que hacen el caldo) , zanahoria, cebolla, apio, tomillo y sal.